La bomba de Orsini



Este artefacto explosivo fue diseñado en 1857 por el anarquista italiano Felice Orsini, del cual toma su nombre. Aunque hoy su curioso aspecto forma parte de la cultura popular gracias a los dibujos animados, pero entre mediados y finales del S. XIX fue uno de los principales símbolos del anarquismo en la Europa decimonónica.

Estas bombas suelen ser esferas de hierro fundido, de diferentes tamaños y cubiertas de protuberancias similares a tornillos grandes.  A diferencia de la mayoría de las bombas, las de tipo Orsini no tienen espoleta u otros dispositivos de tiempo, sino que cada una de estas protuberancias es en realidad un detonador de fulminato de mercurio, una sal explosiva altamente inestable hecha con mercurio, ácido nítrico y etanol. Cuando una de estas púas es golpeada contra algo explota actuando de detonador.

Bajo estas líneas una página doble de un panfleto anarquista de la época en la que se puede ver cómo es una bomba de Orsini desmontada. Dentro de la esfera puede haber diferentes explosivos así como metralla de cualquier tipo.


Como ejemplo sobre su impacto en la cultura, en la obra maestra de Gaudí, el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, en una de las puertas se puede ver a un diablo entregando una bomba de Orsini a un anarquista.

Respecto a su potencial de destrucción se puede citar el atentado llevado acabo por el anarquista aragonés Santiago Salvador Franch en el Teatro del Liceo de Barcelona con dos bombas de las que sólo una explotó ocasionando 22 muertos y 35 heridos. Este atentado, por cierto, es uno de los referentes históricos de la novela gráfica firmada por Sergio Colominos y Jordi Palomé "Sherlock Holmes y la conspiración de Barcelona".

Dado que estas bombas eran comunes en los atentados terroristas llevados a cabo por anarquistas por lo que son ideales para formar parte del arsenal de un juego de rol de ambientación steampunk. Bombas de suficiente tamaño puede ser usadas como cargas de profundidad (aunque no lanzadas desde aeronaves ya que explotarían en la superficie del mar) o como trampas de todo tipo dada la sensibilidad del mercurio fulminante.

Dejando volar la imaginación y teniendo en mente el electromagnetismo incluso podría pensarse en una artefactos que lancen bombas, utilizando imanes para mantener "flotando" los proyectiles antes de ser "catapultados". Y si alguien puede imaginarlo, seguro que un inventor loco puede construirlo... siempre y cuando haya suficiente electricidad a mano, claro.

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